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Suiza se juega en las urnas una de las claves de su prosperidad. La llegada sin apenas restricciones de ciudadanos comunitarios desde 2002 ha impulsado la economía y los salarios casi sin alterar la tasa de paro, que ronda un envidiable 3% desde hace años. Pero la aceleración en la entrada de extranjeros y el miedo a perder lo conquistado multiplican el recelo de la población. Tras la afrenta a la UE que supuso el reciente respaldo a una iniciativa para limitar la inmigración, los suizos deciden este domingo sobre un proyecto mucho más radical: reducir a un magro 0,2% del censo las llegadas netas cada año. (Leer más)